Recesión Económica

Recesión Económica; Queridos hermanos, En nuestra carta de año nuevo mencionamos que este año sería un año de penetración. Este año sería el año en que la gloria naciente que ya se está manifestando en una compañía de personas empezaría a manifestarse claramente y sería establecida. Y luego llegó el coronavirus. Sin embargo, no es el virus en sí lo que se ha convertido en el problema predominante; más bien, la reacción en cadena de alcance e impacto global. De repente la tan robusta economía mundial parece inclinarse hacia una recesión. La bolsa de valores de Estados Unidos perdió más del 30% de su valor tan solo en una semana, y los pronosticadores están declarando que aún tiene más para dar. Obviamente estamos enfrentando no solo a un simple virus, sino a un principado que tiene una agenda específica, el cual está desestabilizando la economía del mundo y llenando a las personas de todas partes con temor.

El temor es un principado mayor y que abre puertas, lo cual permite que el enemigo cumpla sus propósitos. Por lo tanto, nosotros, el pueblo de Dios, no podemos permitir que el enemigo nos paralice en alma y espíritu porque seríamos incapaces de responder a la crisis con la sabiduría de Dios. Un notable político dijo hace algunos años; “No deberíamos permitir nunca que una crisis se desperdicie”. Lo que sea que haya tratado de decir con esta enunciado, esto bien podría ser un principio del reino. Dios nunca ha estado en crisis, pero permite que todo esto suceda con un propósito. Todas las cosas sirven a los planes y propósitos de Dios. Para aquellos de nosotros que hemos sido llamados conforme a los propósitos de Dios, todas las cosas funcionan a bien.

Recesión Económica

La tierra estaba a punto de entrar en una nueva estación después del diluvio en los días de Noé, y Dios inició esta estación llamando a un hombre de nombre Abram, que dejara su pueblo, su país, y se uniera con Dios en su jornada a lo largo del tiempo, para que se convirtiera en el instrumento principal de los propósitos de Dios en esa estación. Pero hubo un hambre en la tierra, posiblemente en la mayor parte de la tierra durante aquel tiempo. Abraham viajó y descendió a Egipto por los soberanos designios de Dios, y allí estuvo involucrado en una serie de circunstancias que fueron diseñadas por el Señor para transicionarle. Aunque tal vez haya dejado su lugar de origen con poco, durante la crisis Dios creo las circunstancias para bendecirlo abundantemente y establecerlo como un hombre de riqueza extraordinaria. Tal era la riqueza de Abraham y de los que estaban con él que la tierra no podía sostenerlos juntos, y tuvieron que poner un poco de espacio entre ellos (Gen. 11:31-13:9).

Los pasos en su proceso son claros. (1) Dios llama a un hombre sin mucha reputación para viajar con él desde lo conocido a lo desconocido; (2) Una crisis surge en la geografía; (3) Dios pone a ese hombre en circunstancias a través de las cuales bendice a ese hombre y a los que estaban con él de una manera extraordinaria, estableciéndolo a él y a su pueblo en un nuevo nivel.

Un proceso similar ocurre en la vida de David, el joven ungido por Dios para reemplazar el presuntuoso reino de Saul. Saul cuya capacidad no siempre venía del espíritu de Dios, consideraba a David su archirrival y a menudo buscaba destruirlo. El joven David estaba rodeado de “todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos” (1 Samuel 22:2). El desmoronamiento del reino de Saul fue el establecimiento del de David. Para el tiempo en que se estableció el templo, los mismos malhechores tenían tal estatura que voluntariamente ofrecieron billones de dólares para la construcción del reino de Dios (1 Crónicas 29:6-9).

Finalmente esta estación será conocida como la ESTACIÓN DE ABUNDANCIA para el pueblo de Dios quienes en fe siguen al Señor y a sus propósitos. Los eventos que el enemigo ha planeado buscando frustrar la obra del SEÑOR SOBERANO en la tierra van a fallar, ya que el Señor supervisa todos los eventos con la meta de establecer a un pueblo en la tierra como instrumentos de su propósito. El profeta Hageo declaró la palabra del Señor, “Dentro de muy poco haré que se estremezcan los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme; 7 ¡haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa —dice el Señor Todopoderoso—. 8 Mía es la plata, y mío es el oro —afirma el Señor Todopoderoso—. 9 El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera —dice el Señor Todopoderoso—. Y en este lugar concederé la paz”, afirma el Señor Todopoderoso» (Hageo 2:6-9).

Yo creo que las naciones de la tierra y los reinos del mundo se están sacudiendo por el Señor para que la plata y el oro que se necesita para establecer el reino de Dios sean ahora redimidos por el Señor y su Cristo. Este es el propósito de Dios para esta estación. Para nosotros no se trata del Corona Virus, sino de este propósito de Dios.

Ahora, en cada región, debemos buscar al Señor acerca de cosas específicas de nuestra respuesta a la puerta de oportunidad que ya está abierta. En una recesión el dinero no deja el mercado, simplemente cambia de manos. Este es el tiempo de establecimiento económico para muchos en el pueblo del reino de Dios.

El profeta Miqueas nos habla de esta manera: “Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos. Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo en Sion. Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por lo cual los juntó como gavillas en la era. Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra (Miqueas 4:10-13).

Este es el tiempo de invadir los reinos de los negocios y de la economía. Muchos de nosotros en respuesta al Espíritu del Señor Soberano invadirán reinos de negocios y de economía en diversos niveles. Muchos de nosotros que en el pasado no hemos pescado nada, ahora, en respuesta a la palabra del Señor volveremos a pescar en las mismas aguas, pero del otro lado del barco. Tal vez muchos de nosotros hemos pescado en el lugar incorrecto. Sin embargo, ahora hay una súper abundante pesca esperándonos. No podemos dejar pasar esta oportunidad, ni reaccionar en temor, sino que debemos ser valientes y fuertes en el Señor, porque nunca antes hemos caminado así (Josué 3:4).

¡SHALOM!

Por causa del reino de Dios.

John Boney

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